14 ago 2008

DECLARAIONES DE ELENA AL SALIR DE LA CARCEL

“todavía estoy presa, pero siento que de alguna manera se está abriendo la justicia y espero que se cumpla lo que tiene que ser, lo real. La libertad tiene que llegar, porque aquí no hay nada que tenga que ver con esos asaltos y, la verdad, sigo pensando que hay todo un sistema extraño que todavía no logro entender”

ELENA VARELA POR FIN EN LIBERTAD

Cineasta chilena en libertad condicional tras tres meses de cárcel
Santiago de Chile, 13 ago (PL) La documentalista chilena Elena Varela, encarcelada hace más de tres meses, fue puesta hoy bajo régimen de libertad vigilada, con arresto domiciliario y prohibición de abandonar el país.

Al salir del módulo de Alta Seguridad de la Cárcel de Rancagua, al sur de Santiago, la cineasta reiteró su inocencia en el caso que se investiga, en la que fue acusada de colaborar en dos asaltos bancarios en 2005.

Todavía estoy presa, dijo, pero siento que de alguna manera se está abriendo paso la justicia y espero que se cumpla lo que tiene que ser, lo real. La libertad tiene que llegar, porque aquí no hay nada que tenga que ver con esos asaltos y, la verdad, sigo pensando que hay todo un sistema extraño que todavía no logro entender.

Varela fue detenida el 7 de mayo cuando filmaba “Newen Mapu Che”, un documental sobre la lucha por la recuperación de tierras por los Mapuches en el sur del país, y sus filmaciones y equipos fueron requisados por la policía, motivando la protesta de varios gremios audio-visuales y periodísticos.

Grupos de solidaridad con Varela que vienen realizando manifestaciones desde su arresto, convocaron para mañana jueves “un gran acto” por su liberación.

Tras recordar que sus materiales aún no fueron devueltos, los organizadores señalaron que la liberación de Varela se logró gracias a la movilización de personas “preocupados de defender nuestro derecho a la libertad de expresión y creación”.

30 jul 2008

El secreto Profesional

El martes 29 de julio de 2008 ingresó al Congreso el proyecto de Ley que consagra el secreto profesional de audiovisualistas y que protege las libertades de creación, difusión y recepción de las obras audiovisuales.

P R O Y E C T O D E L E Y:

Artículo único.- Incorpórese el siguiente Capítulo IV, nuevo, a la ley N° 19.981, Sobre Fomento Audiovisual:
“CAPITULO IV
Reserva de la Fuente
Artículo 14°.- Los productores y los directores o realizadores de obras audiovisuales, nacionales o extranjeros, que ejerzan su actividad en el país, tendrán derecho a mantener reserva sobre su fuente informativa, la que se extenderá a los materiales que obren en su poder y que permitan identificarla y no podrán ser obligados a reverla ni por orden judicial.
Lo dispuesto en el inciso anterior se aplicará también a las personas que por su oficio o actividad hayan debido estar necesariamente presentes en el momento de haberse recibido la información.”.

Párrafos destacados del Mensaje Presidencial (en este link está completo)

15 jul 2008

PROHIBIDO GRABAR


La Nación Domingo / Por Marcos Moraga L.

La detención de Elena Varela tiene a los audiovisualistas movilizados. Pero su caso es sólo la punta del iceberg. La tierra mapuche, las protestas forestales y las audiencias de juicios permanecen cerradas a las cámaras, mientras la vigilancia policial dice “corte”. Acá los testimonios de lentes cerrados, problemas en TVN y algunas teorías sobre el silencio.

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El miércoles 2 de julio llegó al despacho de la Corte Interamericana de Derechos Humanos una carta, pidiendo medidas cautelares contra el Estado de Chile por la detención de documentalistas en el sur.

Elena Varela, en la cárcel, se convirtió en símbolo de una práctica que tiene preocupados a las agrupaciones audiovisuales. ¿Qué pasa en el sur que las cámaras tienen que viajar casi como de contrabando?

El documento presentado ante la Corte Interamericana pone la voz de alerta ante otros casos de vigilancia o rodajes interrumpidos: Sergio Bravo fue detenido en 1999 junto a Jeannette Paillán mientras filmaba un nguillatún en la comuna de Tirúa.

A su vez, a Paillán le quitó su cámara un individuo en 1998 en presencia de Carabineros, mientras filmaba un conflicto entre la Forestal Arauco y la comunidad mapuche Fren Mariqueo de Cuyinco.

En marzo de este año, dos periodistas franceses, Christopher Cyril Harrison y Joffrey Paul Rossj, fueron detenidos por cerca de diez horas por Carabineros, se les requisó el material, los acusaron de integrar la ETA, y una vez libres, huyeron del país tras recibir una golpiza (según relatan los afectados en su blog: lookinforasmile.skyrock.com); en mayo, los documentalistas italianos Giuseppe Gabriele y Dario Ioseffi filmaban una movilización mapuche en la Comunidad Chupilko, hoy terrenos de la Forestal Mininco, cuando fueron detenidos por Carabineros, imputados por usurpación de tierras y expulsados del país por la intendenta de la Araucanía Gloria Barrientos.

Pero no son los únicos que han pisado el territorio mapuche y han visto el lente trizado.

PIEL DE GATO

"¡Renuncio a la defensa del Estado!", alega el werken (o "mensajero") José Cariqueo. Se levanta sobre el estrado, mira al juez y desafía: en vez de atenerse a una defensa a cargo del Ministerio Público, prefiere ir directamente a la cárcel.

La parálisis está suspendida en el aire y el director y camarógrafo Gonzalo Vergara, presente en la sala para filmar un capítulo del programa "Piel de jaguar" de TVN, apunta su cámara. Es una escena clave para su documental, dedicado a registrar la aplicación de la Ley Antiterrorista contra cuatro comuneros mapuches en abril de 2006.

Pero Vergara ya tiene encima a un gendarme y el uniformado se queda con la cámara tras un forcejeo. Lo próximo que saben es que el grupo de trabajo de la productora Nueva Imagen -contratada por TVN para realizar el ciclo de documentales- ya no puede entrar a la sala y el equipo quedó retenido durante diez días.

"Como es un juicio bajo la ley antiterrorista no existe claridad sobre las atribuciones que tienen los jueces", cuenta Vergara. Porque según el realizador, lo peor no estuvo en el sur, sino al regreso a Santiago.

Vergara relata: "TVN quería hacer unos documentales onda Michael Moore. Pero a la hora de los quiubos, la censura fue implacable, sobre todo blanqueando y ablandando la crítica a las forestales. La empresa Mininco actuó tan ‘heavy’ que exigió al canal que volviera un equipo de producción a grabar cómo hacen programas de cooperación con algunas comunidades mapuches.

Lo pagaron de su bolsillo y en el documental hay incrustado algo que yo llamo ‘el video corporativo’". ¿Y qué es lo que no podía aparecer?

"Cuesta demasiado poner al aire la crítica dura a las forestales. Pero el problema ecológico tiene directa relación con el conflicto, le da sentido de urgencia y así puedes entender la lucha mapuche. Nos censuraban alegando razones editoriales y de contenido. Llegó al punto que Gonzalo García, como vocero de Forestal Mininco, fue a golpear la mesa del director de TVN, Daniel Fernández, y la cuestión casi no sale al aire.

Lo que se ve es un documental que perdió todo sentido de autor: donde el enemigo principal de la causa mapuche quedó en segundo plano". El programa fue emitido en diciembre de 2006.

EL ÚLTIMO JUICIO

El año 2003, María Teresa Larraín comenzó el rodaje de "El juicio de Pascual Pichún". La película muestra las audiencias que llevaron a su protagonista, el lonco Pascual Pichún, a la cárcel, su entorno familiar, y también el de la vida doméstica del demandante, el terrateniente Agustín Figueroa.

FOTO_04 W:200 H:150 11 kb"Ese fue un juicio paradigmático. Fue el primer juicio oral contra los loncos de la comunidad mapuche, y por ser la primera vez, dejaron entrar. Fue una apertura que no creo vuelva a ocurrir: Figueroa se sentía con tanto poder, que nunca sintió que su actuación sería cuestionable", dice Larraín.

Así entraron en el corte final las acusaciones del Ministerio Público sobre Pichún y hasta los testimonios de testigos encubiertos, personas con protección de identidad que expusieron detrás de un biombo "me dio vergüenza que con esos testigos rascas se resolviera un caso", cuenta la realizadora, quien estudió leyes. Y también Larraín pudo recorrer la zona con su cámara.

"En mi caso el problema fue más con los mapuches, porque no creían en mí; y cómo iba a ser de otra forma: estaban cansados que gente venga de afuera a tomarles ‘monos’. Un joven mapuche se me acercó, tirando peñascazos para romper la cámara. Sólo porque respetaba a las mujeres no me rompió la cámara. ‘No soy ningún mono de nadie’, dijo. Y me encantó esa actitud".

Por esa misma imposibilidad de filmar juicios fue que Elena Varela acudió a Larraín, durante una exhibición de "El juicio de Pascual Pichún". "La detención me produjo mucho dolor, rebeldía e ira en un contexto mal llamado democrático. Nos están cortando la libertad de expresión. ¿Con qué cara ahora voy yo a entrevistar una persona? Se destruye la confianza, de un lado y otro", cuenta.

Y después, la vigilancia. En mayo de este año, Larraín exhibía su documental en Chillán, durante una muestra itinerante en que compartió espacio con el Jufkenmapu (Centro de comunicación mapuche) y el padre de Patricia Troncoso, "La Chepa". "Andaba viajando con un indígena canadiense, un blackfoot", recuerda la directora, "y luego él me preguntó por qué nos estaban filmando. Y nadie tenía idea quién era el tipo que filmó. Estamos siendo

3 jun 2008

ENTREVISTA A ELENA VARELA

Por Alejandro Kirk y Pablo Azócar
La cineasta está detenida desde el 7 de mayo acusada de ser autora intelectual de dos asaltos como parte de una célula mirista. Jura ser inocente, sostiene que se trata de “un montaje escandaloso”. Habla desde la cárcel. Por Alejandro Kirk y Pablo Azócar.
Es domingo, ocho de la mañana, y la Cárcel de Rancagua está rodeada de mujeres. Sucede en todas las prisiones, de mujeres o de hombres. Son las mujeres –de todas las edades, orígenes y condiciones- quienes aperran y se hacen presentes con bolsos con comida o vituallas para los reclusos.
El Centro de Cumplimiento Penitenciario de Rancagua –ubicado en el sector de La Gonzalina de esta ciudad de la Sexta Región- no es una excepción. Ancianas con bolsos de supermercado, mujeres con ponchos y parkas y muchachas con frutas y queques y panes y cigarrillos sueltos hacen fila en silencio en la entrada de este moderno penal que tiene 50 módulos de hormigón armado y acero, con muros celestes y amarillos emplazados en un terreno de 48.935 metros cuadrados. En el frío dominical también hay hombres, pero son los menos.
En esta cárcel se encuentra recluida la cineasta Elena Varela, detenida el pasado 7 de mayo acusada de ser financista y autora intelectual de dos asaltos –uno de ellos con víctimas fatales- como parte de una célula mirista. “Es increíble encontrarme en esta situación”, dice esta mujer de 42 años y frondoso pelo negro, frotándose las manos por el frío, después de salir de un largo túnel, acompañada de una gendarme, y sentarse en una banca del pabellón de las visitas. “Me han pasado una máquina encima, las cosas han ido sucediendo como una ola gigante. Me requisaron los materiales de cuatro años de filmaciones y entrevistas en el terreno que hice para el documental (Newen Mapuche) sobre el conflicto Arauco-Malleco. ¿Quién protege a mis entrevistados?”.
Productora y guionista, compositora y gestora cultural, directora de Ojo Film y fundadora de la Escuela de Todas las Artes y de la Orquesta Sinfónica de Niños de Panguipulli, Varela se encontraba preparándose para salir a terreno con su equipo de filmación cuando fue detenida, en un operativo en el que participaron alrededor de cuarenta agentes policiales, varios de ellos camuflados en el lugar desde hacía varios días.
Elena Varela no sólo defiende su inocencia: asegura además estar siendo víctima de un montaje. “Lo de los asaltos y el vínculo con una célula mirista es un montaje completo. Ellos lo saben, todos los saben. Las investigaciones lo van a demostrar. Lo que están intentando es amedrentar, intimidar y asustar a todos las personas involucradas en el conflicto mapuche. Y yo estoy segura de que esto no se va a detener. Han optado por la estrategia de la mano dura, y no se van a detener”.
Cuando habla, cada tanto, a la cineasta se le humedecen los ojos. “Ahora nos enteramos de que la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) nos ha seguido, espiado e investigado durante tres años. El expediente es gigante. Abarca a todo tipo de gente, productores, gestores culturales, músicos de la orquesta sinfónica de Panguipulli, muchas personas que han ido armando una plataforma o red de comunicaciones y de pensamiento en torno al tema mapuche. La represión está sucediendo por igual entre mapuches, chilenos o extranjeros que se han preocupado por el tema. Basta ver el caso de los documentalistas europeos detenidos también por estos mismos días”.
Varela se refiere a dos casos: el de los franceses Christopher Cyril Harrison y Paul Rossj, que estaban haciendo filmaciones para un documental sobre el conflicto mapuche cuando fueron detenidos en Collipulli el pasado 17 de marzo (y al día siguiente recibieron una paliza de parte de un grupo de desconocidos); y los italianos Giuseppe Gabriele y Dario Ioseffi, apresados este 3 de mayo en un predio de la Forestal Mininco, también en el medio de una filmación. A los primeros los acusaron de haber provocado el incendio que estaban filmando. A los segundos les atribuyeron haber robado madera. Ambos equipos, tras el incidente, abandonaron el país.
“La postura que han adoptado las autoridades es de máxima dureza, con ley antiterrorista incluida, desde que en 2002 los movimientos mapuches empezaron a cuestionar la propiedad de las tierras”, dice Varela. “En estos momentos hay una ‘judicialización’ y militarización de la Araucanía. No hay que olvidar que a Patricia Troncoso, la presa que hace poco estuvo en huelga de hambre, le dieron 10 años y un día en un proceso en el cual tomaron sus botas y con ellas marcaron pisadas dentro de un fundo para inculparla”.
Varela afirma que las armas que exhibió la policía al momento de su detención eran hechizas. “Lo que la policía mostró eran armas de fantasía, de madera, de plástico, fusiles de juguete con rayos infrarrojos que hemos usado para la recreación de escenas, como está expresamente indicado en el proyecto que presentamos ante Corfo. ¡Y en la prensa aparecieron como armas de verdad! Además mostraron unas banderas del MIR que usamos en un documental anterior. Todo esto es increíble”.
“El operativo de mi detención fue impresionante”, recuerda. “Yo había ido a comprar café para el equipo de filmación y, al volver, me metieron en un auto con vidrios polarizados. Un policía me apuntó durante todo el camino con una pistola en la cabeza. Otro agente hacía de ‘bueno’, me sonreía, me miraba comprensivamente y me iba mostrando fotos. El concepto que les montaron fue que yo había recibido instrucción militar en Colombia. También fueron detenidos el director de arte, mi editora, en fin, unas diez personas de mi equipo, cuando nos disponíamos a salir a filmar a la montaña. Incluso detuvieron a un actor que estaba representando a un mapuche, creyendo que era un líder clandestino”.
En su régimen penitenciario actual, 16 de las 24 horas del día son de encierro total, cuenta, en una celda de dos metros por tres. “Me siento completamente incomunicada. No me dejan ver la prensa ni la televisión ni leer nada, salvo una Biblia y unos folletos sobre el Sida. No me dejan entrar guateros ni frazadas. No hay estufas. Hago ejercicios dentro de la celda para el frío. El sol no entra por la ventana. A las seis de la tarde te mandan a dormir. La calidad de la comida no me afecta, lo que me afecta es estar encerrada. Ahora tengo derecho a dos visitas semanales de tres horas. Cuando se van las visitas es cuando viene el quiebre, el llanto. Cuando le ponen llaves a la puerta de mi celda es como si me pusieran una llave en el pecho”.
Suspira, durante un rato permanece en silencio, mirando hacia algún punto impreciso. Le tiembla la barbilla, nuevamente a punto de quebrarse. “Voy a escribirle una carta a la Presidenta Bachelet. Quiero decirle que este montaje, esta construcción me parece infame, escandalosa. Quieren detener las reivindicaciones mapuches por todos los medios, levantar la idea de que todo el que se preocupe por el tema mapuche es un criminal. Todo esto empezó con la excusa de un asalto y acabó en una investigación policial en la que se incluye a todo el que se ha involucrado con el tema. No quieren testigos para lo que está sucediendo en la Araucanía. Todos nuestros teléfonos han estado intervenidos. Hicieron un allanamiento tras otro durante todo el año pasado. Están forzando todo tipo de vínculos, como si dieran palos de ciego y no supieran lo que hacen”.
A Elena Varela no le sale la voz cuando alguien menciona a su hija América, de 16 años, que por ahora ha quedado a resguardo de sus padres. Sacude la cabeza de lado a lado, mira el techo, luego fija nuevamente la vista en los muros de hormigón. “Los interrogatorios han sido muy duros, intensos, con muchas personas detrás mío haciendo preguntas. ¡Imagínese! Están planteando que soy tan poderosa y tan inteligente que el dinero que recibo como cineasta lo estoy utilizando para ayudar a un dirigente del MIR detenido en Brasil”.
Diario La República.
http://larepublicablog.bligoo.com/content/view/202490/
Elena_Varela_Cuando_cierran_mi_celda_es_como_si_me_cerraran_el_pecho.html


30 may 2008

CARTA DEL DOCUMENTALISTA PATRICIO GUZMAN

DOCUMENTAL Y DEMOCRACIA

Si un director de documentales resuelve hacer una película sobre el movimiento palestino Hamás y para hacerlo recibe subvenciones o recursos económicos de varias cadenas de televisión de Estados Unidos o Europa (dinero público o privado) está en pleno derecho de filmar el proyecto cinematográfico que ha concebido sin tener que dar explicaciones a nadie y menos ser acusado de malversación de fondos, agredido, humillado y encarcelado como le ha ocurrido a la cineasta chilena Elena Varela por filmar a los indios mapuches, que no poseen ni remotamente las armas y las ideas de Hamás

Esta misma libertad de imagen vale para los documentalistas que están haciendo películas sobre Afganistán, Córcega, Georgia, Irak, Bolivia, Bélgica, Chechenia, Líbano, Tibet, Cachemira y muchos otros lugares donde existen movimientos de reivindicación nacionalista, ya que el papel del cineasta que hace documentales es filmar la realidad cualquiera que ella sea.

El Estado chileno aplica una ley antiterrorista heredada del régimen de Pinochet para meter en la cárcel a Elena Varela por hacer una película documental que denuncia el robo de tierras y los malos tratos de que han sido víctimas los mapuches desde la creación de la República de Chile y antes por los españoles. La operación es sostenida por un gobierno débil que no hace nada; deja que las cosas continúen adelante haciendo oídos sordos.

Hace dos años la policía mexicana golpeó, robó, vejó sexualmente, encarceló y después expulsó del país a otra documentalista chilena, Valentina Palma, por estar filmando la represión policial en una comarca cerca de la capital. En aquella época encontré personalmente a la ministra de cultura, Paulina Urrutia, mientras acompañaba a la presidenta en la ciudad de Madrid. Le entregué un sobre con todos los antecedentes del caso, pero no pasó nada. El gobierno de Chile no pudo reclamar nada al gobierno mexicano. ¿Ahora pasa lo mismo con Elena Varela? ¿Quién tiene las pruebas de que Elena Varela es asaltante de bancos o guerrillera como dicen las autoridades de la justicia? ¿Por qué se la mantiene presa e incomunicada? ¿Por qué la policía actúa como si detrás del documental de Elena Varela se escondiera un complot de alcance nacional? ¿Es que en los profundos bosques mapuches se oculta un ejército de liberación que está preparando el asalto a Santiago? ¿Cómo es posible que la policía use las imágenes de Elena Varela para acusar más tarde a los participantes del documental como delincuentes? ¿No tienen ellos derecho a expresar sus ideas?

Todo ello deja al desnudo una alarmante falta de libertad de expresión, revela unos procedimientos de la justicia y unas fuerzas del orden público que usan métodos propios de una dictadura y no las vías de un país democrático. ¿Cómo es posible que no seamos capaces de terminar con las conductas dictatoriales en un país que se considera moderno y dinámico, soberano y con un estado de derecho? Me indigna que esto ocurra en mi país; mi indigna como cualquier demócrata en cualquier parte del mundo. Me sumo a las exigencias de mis colegas cineastas: libertad para Elena Varela y la devolución de su material.

Patricio GUZMAN
París, 30 de mayo 2008